Una caravana vieja aparcada en un polígono industrial un día de lluvia
Este texto es un experimento realizado con la asistencia de las herramientas de inteligencia artificial que tan de moda se están poniendo. Hace unos días, para ilustrar un post anterior, creé varias imágenes en Dall-E introduciendo las palabras «old caravan parked in an industrial park under heavy rain». La imagen que ilustra este post es una de ellas. Ahora he utilizado la misma frase para crear un texto en GPT-3. Los apartados en cursiva son creación exclusiva de GPT-3, y los que están escritos en redonda son los que yo he intercalado para ayudar a la IA a completar el relato.
Una lluvia fina cubrió el parche de tierra en el que la caravana vieja permanecía aparcada, sus luces parpadeaban débilmente con el sonido apagado del agua cayendo en cascada. El parque industrial estaba silencioso, sin el usual trasiego de personas y vehículos. Sólo la caravana aparcada, mientras una neblina se adentraba en el polígono como si estuviera viva. La caravana parecía indiferente a su entorno, como si llevara allí desde hacía años. Sus ruedas dobladas y la pintura descascarillada indicaban que había sido testigo de muchas horas de sol, lluvia e incluso tormentas. ¿Quién sería tan valiente o descuidado de dejarse abrazar por la neblina lluvia fina cubriendo aquella caravana vieja?
Eladio Monegro empezaba a hacerse preguntas raras mientras observaba y esperaba agazapado ante el cubil del monstruo, y supo que tenía que ahuyentar esa deriva habitual de su cerebro para concentrarse en la tarea que tenía delante. Nada se movía, solo se oía la lluvia golpeando suave sobre el tejado de la caravana y el agua goteando en los charcos del suelo. Ni el viento había querido estar en ese lugar ese día.
De repente, despacio, con un quejido de herrumbre, la puerta empezó a abrirse.
-¿Tienes algo que decirme? Eladio preguntó con voz firme.
Una débil voz respondió desde el interior. ¡No, nada! Sólo estaba mirando mi caravana vieja, mientras llovía y pensaba en los viejos tiempos.
Eladio asintió y se dio cuenta de que a veces esta vida nos lleva a los lugares más extraños. Se despidió de la caravana vieja y una vez más, se quedó allí, solo, sin necesidad de hablar.
Qué trampas te hace tu cerebro, Eladio. Esta escena te ha llevado a lo más entrañable de tu infancia, cuando aún no había llegado la tragedia a tu familia, y te has convencido de que estás en un refugio seguro viendo una cinta de 8mm de las que grababa tu padre antes de que todo empezara. Pero despierta, eres policía, no estás en casa, no está tu madre, no está tu padre, no es tu caravana, estás delante del cubil del monstruo y está abriendo la puerta.
Eladio sacudió la cabeza y volvió a la realidad, moviendo la mano para empuñar su arma. Fuera lo que fuese lo que saliera de aquella caravana, estaba preparado para darlo todo.
“Alguien me dijo una vez que la verdad siempre sale a la luz, aunque intentes ocultarla. Pues bien, yo estoy aquí para desvelarla”. La voz del monstruo no era ya débil. Poco más que un susurro, pero ahora sonaba amenazante.
Eladio sabía que había llegado el momento. Sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre el monstruo y las palabras que éste había pronunciado en voz baja rebotaron por el polígono industrial, permitiendo que los secretos más oscuros salieran a la luz.
Mientras el monstruo se deshacía entre sus manos, Eladio miró una última vez el lado vacío de aquella caravana vieja, ahora bañada por la lluvia fina, y supo que su trabajo aquella noche había terminado.